En nuestras vidas tenemos que hacer decisiones que pueden ser más o menos insignificantes, que pueden marcar detalles o que pueden hacer que tu vida tome un nuevo rumbo. En uno de los últimos casos creía estar yo.
“Evil Vs. Good”. Como siempre.
La historia se repite un millar de veces, una y otra vez, sin parar. Y muchas veces escogemos mal para luego aprender de ese error.
Yo estaba ahora en ese gran dilema.
Por un lado lo bueno, lo correcto, lo decente, lo tranquilo. Todo aquello que buscaba para refugiarme cuando toda aquella locura se cerniera sobre mí día tras día, él lo tenía. Ansiaba abrazarle, sentirme en el puerto seguro que tanto necesitaba. Deseaba besarle y sentir la tranquilidad de su calidez. Mi mente me decía que esa era la opción correcta, la que más me convenía, con la que tendría vivencias que jamás podría olvidar.
Pero…siempre hay un pero. El ser humano es tan tonto como para ser capaz de dudar cuando las cosas son tan fáciles. Los motivos son diversos: más diversión, más riesgo, más peligro… Todo aquello que la otra parte tenía. Ese lado oscuro que todos queremos probar; esa lujuria que nos incita a pecar, ese sabor prohibido de lo que está mal ansiando que nos roce cada poro de la piel. Sentir lo que está mal, lo que haría avergonzarse a muchos, vivir la inquietud de saber que estás exponiéndote tan solo por diversión. Esa diversión transformada por la lujuria.
Decidir. Eso era urgente. Pero nadie, jamás, dijo que las decisiones sean fáciles.
La balanza no dejaba de inclinarse hacia ambos lados, estando igualada en ocasiones y en otras no tanto.
Y mientras, el tiempo seguía pasando. Ambas partes seguían llamándome. Lo “fácil” o lo “difícil”. Ambos deseados. Soberbia contra humildad. Pecado contra virtud. Oscuridad contra claridad. Fuego contra hielo.
Era hora de elegir y la pregunta seguía sin respuesta ¿por quien decantarme? Debía tirarlo a suertes. No. Tenía que meditarlo más. No. Debía escuchar lo que me decían los demás. No. Debía escuchar a mi corazón. No.
Lo que tenía que hacer era poner al deseo contra la pared y hacerlo elegir a el, de una vez, por todas y definitivamente.
April 2, 2010
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