¡Buenas tardes a tod@s!
Ayer fue mi primer día de playa... y no solo de este año, sino que el primero después de dos años si mal no recuerdo. Sí, soy una de esas personas a las que la playa no le gusta demasiado, posiblemente porque después de tropecientos años torrandome al sol todos los días de verano (e incluso alguno de primavera), terminé cansándome de parecer un conguito hasta octubre cada año. Así pues, me levanté con el pie derecho y decidí aceptar la invitación de Patsuri y Samui ^^
Realmente está haciendo mucho calor desde hace dos semanas (creo) y lo de pegarme más de un baño en el mar cuando estás a 32º, atrae. Así que allá nos fuimos las tres más un amigo suyo, ataviados con nuestras mejores galas playeras, tres sombrillas (más vale que sobre y no que falte), bocatas (ellos, porque yo comí temprano en casa [me daba pereza llevar la comida a la playa]) y ganas de sol.
No me gustan las playas grandes, es más, creo que no exagero si digo que me horrorizan, así que cuando llegamos a una pequeña calita escondida cerca de Baiona, me alegré un montón. Había poca gente, ciscada aquí y allá, así que nos buscamos un bonito sitio en la parte de arriba de la playa justo delante de un bosque de cañas (no me preguntéis qué era en realidad porque no tengo ni pajolera idea), sin molestar a nadie. Eso sí, con un estilazo único: dando pequeños saltitos mal disimulados porque la arena quemaba cual hoguera de San Juan. Ou yeah.
(cuando digo que era pequeña, no miento)
Inmediatamente después de asentar nuestro campamento indio compuesto por dos sombrillas (decidimos que tres quizás sería demasiado alarde de poderío) junto a nuestras respectivas mochilas y toallas, nos fuimos al agua antes de morir de calor. Y ahí empezó la pequeña odisea, parte I...
La playita es más bien un asentamiento de rocas y piedritas de todos los tamaños puestas en el mar a mala leche. Entre eso y que la marea estaba algo baja, entramos unos 10 metros y aunque nos daba el agua por la cintura, aquello era o nadar o dejarte algún dedo del pie entre las rocas. Ah bueno, y obviamente, el agua estaba fría =D This is Galicia bitches! Que si un 'largo' para aquí, que si cómo se nada a braza, blablablá... nos vamos nadando de una punta hasta la otra (que tampoco fue tanto vamos, solo hace falta mirar la foto). Allá que encontramos unas rocas a las que subirnos aún estando dentro del agua, por eso de hacer un poco el canelo... y allá me fui a tomar por saco nada más subirme a una. Yeeeah! Golpetón en la canilla de las dos piernas y rascazo de regalo. Casi mejor que damos vuelta y salimos por donde entramos, zona libre de rocas por cierto. Y cuando estabamos ya saliendo del agua nos avisa la gente maja de la playa "Oye, que un perro se ha llevado dos bocatas de una de vuestras mochilas". ¡La cosa no hacía más que mejorar! *inserte ironía aquí*
Compuesta pero sin bocatas, la pobre Patsuri no hacia más que mirar a su tortilla francesa y un trozo de pollo que el puñetero canino se había dejado atrás "¡¡Ya que se lo lleva, se lo podía llevar entero!!". Yo me fijo en mi pierna, por eso de que misteriosamente me picaba, y veo que estoy sangrando un poquillo, so, a por una tirita al coche, más que por otra cosa, para que no se me metan arenas y la tontería pase a no serlo tanto (sí, ¿qué queréis? me traumaticé un día viendo en un programa de TV como a un chico un rascazo en la rodilla en la playa, se le infectaba al cabo de las horas por no se qué movidorra D=).
En fin, tras la primera odisea del día, pedir un tenedor a unos desconocidos para que Samui pudiera comer porque se lo había olvidado en casa, Patri acordándose de toda la prole del chucho y yo mirando al infinito mientras ellos tres comían, fue pasando la tarde.
(estrené el paipai/abanico que me vino de regalo con el calendario de Suave Island jiji, más mono ♥)
Mi objetivo era coger algo de color en la parte delantera del cuerpo, así que estuve la inmensa mayoría del tiempo panza arriba, embadurnada en crema de protección 30, eso sí. Era el primer día y yo me dije "el año pasado me llegó de quemaduras, más vale prevenir que curar". Y si no sabéis a qué me refiero, os dejo la prueba uno y la prueba dos. Gamba style señoras y señores. Pero yo no sé si fue cosa de la arena, o de que a mi el karma me odia, que cuando me levanté a beber agua o a no me acuerdo el qué, Patsuri me dice "tienes la espalda quemada". ¿CÓMO? D= ¡¡¡¡Pero si estuve al sol de espaldas como mucho 3 minutos mientras cogía el mp3 de la mochila!!!! Unbelievable T_T
A media tarde, se propone ir de nuevo al agua, por eso de que ya parecíamos lechugas deshidratadas. Pero en vez de en esa misma playa, ir a una más chiquitina que está justo al lado, libre de rocas. Gran idea la de Juan... habría sido estupendo que se acordara antes y que así ni mis canillas ni su rodilla llevaran un recuerdo para casa de las puñeteras rocas, pero no pasa nada. Un fallo lo tiene cualquiera, ¿no?. Allá que nos fuimos, dejando las mochilas con las cosas de valor en el coche. Pero a Juan se le olvidó comentar un pequeño detalle: para acceder a la otra playita, había que metamorfosear a esa parte de cabra que todos llevamos dentro. Pa'vernos matao.
(la foto la hice ya cuando nos íbamos, de ahí que se vea oscura y con la marea alta)
Resbalón por aquí, árboles a los que agarrarse que se habían ido de vacaciones en aquel momento... puñetero camino empinado del mal. Pequeña odisea del día, segunda parte. Pero bueno, a cambio nos pudimos bañar a gusto, con una exhibición de natación sincronizada por parte de Patsuri y yo incluída. ¡Que arte tenemos!
Y volvemos a nuestro campamento en la otra playa. Subimos por otra parte, que ""supuestamente"" tenía mejor pinta... pero se fueron a fiar de mí, sin gafas y a lo loco. Sin duda, hacerle caso a la pitoña del grupo es una gran idea, sep, sep. Y allá que casi me voy al cuerno media milésima de segundo después de que Juan dijera eso de "Cuidado no os resvaléis" OTL. Y allá que a Patsuri le da un ataque de risa en ese momento... ¡¡qué sería de un día con ella sin uno de sus ataques de risa!! Gran momento, sí señor.
Volvemos, torramiento un ratillo más (embadurnada en crema y boca arriba, lo recalco por si acaso), y más tarde partidillo a las palas que asemejaba más a un Roland Garrós estilo playero que otra cosa. ¡Menudo espíritu! jajaja
Y ya a última hora volvemos a casa. Quemados aquí y allá (yo me preocupaba por mi espalda... pero mis posaderas iban hechas un bonito cuadro rojo ^^ y repito: no estuve boca arriba casi en ningún momento del día; posiblemente fue en el agua y sino os voy avisando de que el sol también incide desde la arena de alguna manera misteriosa) pero tras haber pasado una gran tarde, a pesar de las odiseas y la lamentable pérdida de los bocatas de Patsuri. Quizás repita y todo >.<
Un beso y, como siempre, ¡gracias por leerme!
Jajaja... lo que me he reído leyendo la entrada.
ReplyDeleteAins... lo pasamos bien verdad? xD
Nos lo pasamos divinamente, jajajaja
DeleteOish, que playa más pequeña, que cuqui *^* Tiene que ser genial y muy tranquilo estar allí, que envidia. Nunca he ido a ninguna así, las pocas donde he estado eran más grandes y estaban llenas de gente y era un agobio. Aunque lo de las rocas... las rocas de las playas son satán.
ReplyDeleteDeberíais haber puesto las tres sombrillas para que el resto de gente que había supiera quién mandaba allí xD
Seguro que te quemaste la espalda mientras estabas en el agua nadando (?) sobre todo si eres muy blanquita y eso...
A pesar de todo parece que lo pasasteis bien, pues nada, eso es lo que cuenta :3
Sí que es tranquila, como dije: no me gustan las playas grandes así que me agradó mucho ir a esta ^^
DeleteY sipi, a pesar de las odiseas, lo pasamos muy bien. Posiblemente incluso si no hubieran pasado todas las circunstancias no habría sido lo mismo! jeje
Un beso guapa!